ESTUDIANTES, DICTADURA Y MEMORIA HISTORICA

Recuérdalo tú y recuérdalo a otros – Luis Cernuda

España atravesó un largo periodo histórico sin democracia desde el año 1936, en que se produjo el Golpe de Estado militar de Franco, hasta el año 1978 en el que se aprobó la Constitución. Durante 40 años fue un país gris y asfixiante. Con un Régimen militar que después de la guerra fusiló a miles de presos por sus ideas republicanas y que en las décadas siguientes mantuvo en la cárcel a decenas de miles de prisioneros políticos. Un país empobrecido donde se reprimía a la población y se les despojaba de sus derechos políticos, económicos y sociales. En aquellos años, la cautela, el silencio y el miedo se imponía ante la represión fascista. Se combatía al franquismo desde la clandestinidad. Era una lucha dura.
Mujeres y hombres tenían que ocultarse ante la violencia represiva que se ejercía contra los que disentían o discrepaban públicamente.
 
El camino a la democracia durante la Transición fue complejo y sujeto a inestabilidad, con muchas presiones políticas. El inicio del cambio no fue por el derrocamiento del Régimen. La desaparición física del dictador fue el punto de inflexión de un final que se venía anunciando desde años antes. Los poderes fácticos, presionados por las luchas obreras y estudiantiles, aceptaron como mal menor una democracia que no tocara sus privilegios. Se celebraron elecciones libres pero el aparato de estado franquista pasó íntegramente de la dictadura a la democracia. Los jueces, policías y militares se mantuvieron en sus puestos. Sin sanciones ni depuraciones. Los mismos que ocupaban cargos durante el franquismo continuaron ejerciéndolos cuando llegó la democracia. La relación de fuerzas no permitía hacer otra cosa. Pero la modélica transición pacifica que tanto se ensalzó en algunos medios nacionales e internacionales fue, en parte, un espejismo. En esos años hubieron actos de mucha violencia de la extrema derecha y de la policía. Fue en ese periodo cuando se gestó lo que algunos historiadores llamaron el “pacto de silencio” de la Transición. 
 
Ello significó que se ignorase, en gran medida, el papel jugado por tantos demócratas contra la Dictadura y durante la Transición. Su contribución fue minusvalorada y casi olvidada. Ni entonces, ni en los años posteriores, ningún Gobierno ha reivindicado la importancia de esas luchas antifascistas por la democracia. Hay una deuda de la sociedad española con todas aquellas personas que no buscaban recompensa sino solamente mantener la coherencia con sus ideas y la convicción de unos principios democráticos de justicia e igualdad.
 
Se hace necesario indagar en la Memoria colectiva para conocer nuestra historia y saber como hemos llegado hasta aquí. Identificar el autentico carácter de sistema represor que tenía la Dictadura de Franco. Dar la palabra a los militantes antifranquistas para conocer los relatos de su lucha, de la represión sufrida. Es necesario que se transmita a los jóvenes de hoy.
 
Esa lucha de tantos miles de personas durante la clandestinidad, fue la base y el pilar de la construcción de nuestra democracia. La participación de estudiantes ytrabajadores como punta de lanza fue imprescindible. Se produjeron detenciones, torturas y el ingreso en la cárcel de muchos compañeros. El compromiso y sacrificio en la lucha de todos los que participaron en ella, fueran o no detenidos, no se ha tenido en cuenta y es un reconocimiento pendiente.
 
Actualmente en los libros de texto de la Historia de España, el franquismo solamente aparece en pocas líneas y apenas se habla de la represión y violencia del Régimen franquista, con escasas referencias a la oposición antifascista y su sacrificio durante 40 años. La Ley de Memoria Histórica de 2007 y el proyecto de Ley de Memoria Democrática de 2021 están siendo una oportunidad pérdida porque, siendo un avance importante, plantea más un reconocimiento individual a las víctimas que un reconocimiento social y organizativo de los militantes antifranquistas. Hay que reivindicar su papel, no solamente como víctimas del franquismo sino también como luchadores. 
 
Las Universidades de toda España fueron testigo de la protesta y de la lucha de una parte destacada de sus alumnos. También en Málaga, como en tantas otras ciudades españolas, los estudiantes universitarios y de otros niveles de estudio, junto a muchos trabajadores, estuvieron a la cabeza de las protestas contra la dictadura y sufrieron la violencia y la brutalidad de la represión de la policía franquista. Durante esos años se realizaron numerosas asambleas, reuniones y manifestaciones no permitidas de protesta que recorrieron las calles de la ciudad. La Universidad de Málaga creada en 1972 era pequeña y todavía daba sus primeros pasos. Pero ya antes, en la Escuela de Peritos, Magisterio y en la Facultad de Económicas desde mediados de los años 60 del pasado siglo y en el Colegio Universitario desde 1970, después Facultad de Letras, así como en otros centros, no se escatimaron esfuerzos. La lucha en aquellos años en Málaga también se pagó con detenciones indiscriminadas, duros interrogatorios y cárcel.
En muchos casos ese compromiso contra la dictadura les supuso a muchos alumnos la apertura de expedientes que les retrasó o incluso les impidió finalizar con éxito sus estudios. Algunos de los que lucharon en aquellos días ya no están con nosotros. Han fallecido, pero su recuerdo sigue en todos. 
 
Parece pues de justicia que la Ciudad de Málaga, su Universidad y quizás alguna otra Institución Pública reconozcan, después de tantos años, el sacrificio de todos aquellos estudiantes por su entrega en la causa de la libertad y la democracia. Es tiempo de agradecer a todos los que participaron en la lucha antifranquista el Reconocimiento de su mérito y su sacrificio. Se podría proceder a la realización de un homenaje público que pueda llevar consigo la instalación de alguna placa o pequeña escultura, de contenido simbólico, en algún lugar de la ciudad. Y de esta forma se recuerde, durante muchos años, esa lucha y esa dedicación en la conquista de los derechos democráticos y las libertades en Málaga y en España. 
 
Sin Memoria Histórica no hay democracia plena.
Junio 2022

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